Várices: una solución simple
Un tratamiento en dos etapas que resuelve este problema de manera rápida, eficaz e indolora.Siempre que un paciente presenta grandes cordones varicosos se le plantea, por parte del médico flebólogo o cirujano, una solución quirúrgica. Desde hace unos años, existe la posibilidad del tratamiento con láser endovascular que, si bien es un poco menos invasivo que la cirugía, también presenta los inconvenientes de la internación, el quirófano o la anestesia.
Para aquellos pacientes que no desean realizar un tratamiento cruento (que involucre internación, por ejemplo) y que pueda realizarse en consultorio de manera sencilla y ambulatoria, desarrollé y perfeccioné el método de los 2 pasos. Éste combina el Foam (espuma compacta) con microcatéter y la mini-flebectomía ambulatoria para la resolución de várices de gran calibre.
Este trabajo fue presentado recientemente en el último Congreso Argentino e Internacional de Flebología como una verdadera alternativa a través de un procedimiento sencillo, indoloro y ambulatorio.
El tratamiento se efectúa en dos etapas. En la primera, se trata el sistema hipertensivo que ocasiona las várices visibles de las piernas. Consiste en una inversión del flujo venoso normal que, en vez de llevar la sangre venosa con desechos y dióxido de carbono de regreso hacia el corazón, va en sentido contrario: esto se denomina “reflujo venoso proximal”. El mismo suele estar ocasionado por una insuficiencia valvular de las venas más importantes del miembro inferior y, si bien no es visible a simple vista, se detecta con maniobras semiológicas que realiza el profesional durante el examen físico del paciente y puede ser corroborado con un simple estudio ecográfico denominado eco-doppler. En esta etapa se trata la raíz del problema pues se elimina esa alteración en la circulación venosa con el objetivo de que las várices tratadas no vuelvan a aparecer.
Esto se realiza con la ayuda de dos elementos: el microcatéter (ideado por el presidente de la Fundación Flebológica ) y el foam -o espuma compacta- que ha sido uno de los adelantos más importantes de la flebología moderna. El procedimiento se lleva a cabo en pocas y breves sesiones, en forma indolora y permite que el paciente continúe con sus actividades habituales, incluso las deportivas. Además, tiene la ventaja adicional que puede realizarse en cualquier época del año.
En la segunda etapa, el especialista se dedica a los cordones varicosos visibles a través de mini flebectomías ambulatorias que resuelven de manera eficaz dicha patología. En este caso, tampoco hay dolor y el paciente puede reintegrarse a sus actividades sin necesidad de reposo alguno.
Es importante recalcar que las várices de mediano y gran calibre, debido a la sangre con desechos que acumulan en su interior, no sólo pueden ocasionar dolor, cansancio y pesadez, sino que también pueden generar un espectro de trastornos crónicos más complejos: la induración de todos los tejidos blandos de las piernas (lipodermatoesclerosis), manchas y oscurecimiento de la piel (dermatitis ocre), eczema varicoso, infecciones a repetición como la erisipela y, el más temido de todos, la úlcera venosa.
Este tipo de várices dista mucho de ser un fenómeno inestético sino que constituye un verdadero problema para los pacientes que lo padecen a diario.
Este moderno tratamiento de los dos pasos, si bien surge de investigaciones realizadas en la Fundación Flebológica , combina las dos técnicas que están consagradas en la flebología actual.

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